Son cuarto para las doce
Y en mi cuarto se susurra tu nombre.
Hace tiempo que las noches en vela sufro,
Porque hay fantasmas penando por el infortunio.
Llevo cargado el
cuerpo con recuerdos que se han ido alejando.
Son cuarto para las doce
Y tu rostro deambula desde hace mil noches.
Odio los insomnios
Y me vuelvo cada día un poco loco.
Seguro que ante el mundo eso suena subido de tono;
Seguro que ante todos, parezco un tonto.
Son cuarto para las doce
Y prendo un cigarrillo,
Para que el humo se lleve mis aflicciones,
Aunque nunca es así de sencillo.
Voy de un lado para el otro,
Quiero despojarme de estos sentimientos esparcidos;
Rotos como un jarrón de cristal, en el piso.
El reloj marca la medianoche
Y sigo hundido en el maldito exilio.
Sigo perdido sin encontrar un puerto
Y no sirven las señales de auxilio.
En la medianoche,
son tus ojos los que me sacan suspiros, es la luna,
La que me ayuda escribirte versos que quedaran en el olvido.
José Javier F. G.
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