Querido amigo

 


Detesto la exuberancia,

Prefiero ver una sonrisa por sustancia. 

La sencilla mirada que puedes clavar en el alma. 

Me gustan las conversaciones largas;

Ya sean de imaginación elevada o solo risas que no paran.

Pasear bajo las estrellas veladas. 

Mirar el cielo teñirse en un rosa perfecto,

Sentir que me invade la templanza.

Prefiero el invierno,

Por su romántico veneno.

Hablar sobre sueños y esperanzas;

Olvidar las horas que pasan con desenfreno, 

Olvidar mi vida, un poco agobiada. 

No me gusta ponerle pausa, 

Quiero amar con franqueza y con elocuencia.

Que si bien puedo caer en la torpeza,

Hasta perderme en la inconsciencia. 

Que si bien puedo llorar por la pena,

No me gusta dar mi corazón a medias.

No soy bueno para hablar con elegancia,

Tampoco para seguir una línea marcada.

No soy especial por escribir versos,

Ni un experto para los besos.

Tengo problemas con los cuales peleo;

Tengo insomnios y recuerdos que no suelto.

Me fascina escuchar un buen soneto, 

Me fascinan los talentos que no tengo.

Hay millones de pensamientos cruzando por mi cerebro.

Existen personas con mejores secretos.

Es importante para mí lo que llevas por dentro,

Si acaso tienes algún pasatiempo. 

Adoro quedarme a veces en silencio,

Mirar avanzar al mundo desde mi asiento.

Me guardo más de lo que en realidad siento;

Me ocultó a veces, 

Porque siento que no puedo.

Extraño lo viejo y me frustra lo nuevo.


Te cuento amigo,

Soy uno de aquellos extraviado del sendero.


José Javier F. G.

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