Enamorado.

 


¿Qué hombre se resiste al sabor de la miel?

No hay nada más perfecto que su piel.

No a de ser fácil caer,

Enredado entre redes 

Y enajenado por la sencillez.


No hay cura,

No para los hombres que pierden la conciencia;

Para aquellos ya cautivos;

Ya perdidos en delirios.

Con una mirada ya estas en sus dominios.

¡Ay mujer! si supiera que por ti se vive;

Que el mundo es mejor porque tu existes;

Que los poetas por ti escriben.


¿Qué hombre puede dañar semejante ser?

No entendería jamás;

No habría sentido,

Porque no habría versos,

En los que quepan esos cometidos.


Nada es más perfecto, 

Que sentir el cálido latido,

Cuando un hombre pierde sus sentidos,

Cuando ya todo se ha perdido;

En sus ojos, en sus labios, en su sonrisa,

En la forma en que tu piel eriza. 

Nada te quita el aliento,

Como ver su cuerpo.

Las delicadas líneas dibujadas;

Desde el torso de su espalda,

Hasta sus piernas cruzadas.


La miras con devoción;

A ella la observas con exaltación,

Se te corta la respiración 

Y sabes perfecto que a ella pertenece tu corazón.


José Javier F. G.


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