Por las noches no puedo dormir.
Mis fantasmas no dejan de insistir.
Se ha vuelto un vicio sentirte aquí,
Y nada avanza aunque intente fingir.
Aquí tus fotos no me dejan de perseguir,
También las sombras se burlan de mí.
Ya no sé si volveré a ver un amanecer,
Tal vez un día ya no me sentiré caer,
Pero esta herida conmigo va permanecer,
Aunque la gente me diga que voy a estar bien,
A nadie en el mundo le gusta perder,
Y el silencio aturde hasta joder.
Aprendí a mirar el espejo sin llorar;
De los sueños poderme despertar.
Aprendí a dejar a las estrellas escapar,
Pero supongo que no aprendo a dejarte de
pensar.
Me volví un perdedor que no acepta la derrota,
Aunque su armadura este rota;
Más sin embargo no se confundan,
Soy como el perro moribundo:
Me alejo cuando me
llega el final en este mundo.
José Javier F. G.
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