El fondo de una botella.

 


Si por lo menos las mierdas de mi alma,

Se esfumaran como el humo del tabaco,

Quizá habría esperanza de sobrevivir,

De no sentir que viene pronto la hora de morir.


Tal vez no vería más el fondo de las botellas;

Quizá mi corazón no le pertenecería a ellas,

Pues cada noche me veo al espejo,

Con ojos infelices

Y veo a un hombre enfermizo,

Que perdió todo el brillo

Y el sol se le oculto tras un velo oscuro.


A mi alrededor las colillas de cigarro

Y yo tumbado, mirando;

Reflexionando, lo que sigue en el itinerario

O pesando más a menudo,

Clavarme este cuchillo, filoso y templado.


Al carajo con el sueño de ser amado,

Hoy en día, soy un hombre desdichado.


José Javier F. G.

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