Tus labios sabor miel,
Me embaucan como ves.
Me erizan toda la piel
Y caigo rendido a tus pies.
La mirada que clavas en mi ser,
Esta llena de poder;
Asesina y cautiva,
De ella no me puedo esconder.
Con tu sonrisa fulminas
Y retumbas mi mundo cuando caminas;
Con cada paso,
Haces que libere las endorfinas.
Tus labios sabor miel,
Tienen todo de revés.
Son mi medicina
Y mi droga preferida;
Son más adictivos que la heroína.
Me hacen perder la conciencia;
Mi cuerpo reclama tu cadencia.
Tú llegas como tormenta,
Azotando mi corazón con vehemencia.
No consigo dejar de perderme en tus caderas;
No consigo que mi alma no extrañe tu presencia.
Dulces labios sabor miel,
Que me tienen idiotizado otra vez.
Imposible no temblar cuando tú me ves;
Imposible no caer por tu sencillez.
Esa manía de dejarme sin aliento,
Al cruzar tus piernas
Y convertirme en tu adepto,
Pues eres mi pensamiento predilecto,
Aquel sueño perfecto,
El que tengo incluso estando despierto.
José Javier F. G.
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