Luces, alumbrando
mi prado.
Las flores, de un
amarillo encantado.
Voy llegando, voy
visitando,
A los que en vida
me amaron.
Voy queriendo, voy
deseando,
Probar lo que me
han llevado.
Me traen cigarros;
me traen botellas;
Así ellos me
recuerdan.
En su corazón aún
habito,
Aunque sea en un
rinconcito.
Que belleza,
cuanta elocuencia,
Por ver a la
muerte,
Como una amiga
amena,
Pues más que
temerle,
Es una fiel
compañera
Y en este día me
deja volver a mis tierras.
José Javier F. G.
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