A ella le escribo

 


El ruido nocturno que me despierta al compas del son,

Me encuentro abatido y hace tiempo no hay sol.

Como ave sin rumbo voy, aunque alguna vez tuve un recinto.

Y aunque el mundo olvide mi nombre, en su recuerdo existo.

 

Atemporal es el tiempo de mi amor, y a ella le escribo.

Sea cual sea mi afición, no hay duda, la extraño con fervor.

Comprendo que quizás sean palabras de un loco autor,

Pero siempre me hizo derramar tanta pasión.

 

Si las noches son tortuosas, que los días tengan mejor sabor.

¡Que importa ya! Total siempre dirán que es lo mejor.

Aun tengo aquella misma sensación, la que fue mi perdición.

Sin embargo, mi muerte debe tener mejor color.

 

En el fondo de mi interior, escucho una voz.

Sonora, que llama mucho mi atención.

Me dice: “siempre sentirás ese mismo dolor,

Pero no olvides nunca como ella emanaba ese dulce olor”.


- José Javier F. G.

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